Hace mucho tiempo que
deseo escribir, de hecho, una vez empecé y tengo varios cuadernos
por ahí. De vez en cuando me los encuentro y los abro para leer
algunos fragmentos. Todos son un poco tristes y de repente recuerdo,
que sólo los escribía cuando estaba mal, de ahí, el que los
bautizara con el nombre de “desahogadero”. Posteriormente, una
profesional a la que recurrí hace años en busca de ayuda, me dijo
que eso era “escritura emocional”. Yo también quería escribir
cosas divertidas, pero para hacerlo, sentía que necesitaba estar en un gran
momento, con todas las áreas de mi vida equilibradas...
afortunadamente tuve y sigo teniendo momentos así, pero, por aquel
entonces estaba demasiado ocupada disfrutándolos,
por lo que me olvidaba, sin más, de mi firme propósito de practicar
la escritura.
Ahora, a caballo entre
los 25 y los 40, porque no tengo la misma edad en todas las partes
que me componen y, -quiero aclarar, que mis profesores siempre me
decían que era muy madura para mi corta edad-, veo las cosas con un
poco más de distancia y ¿por qué no decirlo?, más tranquilidad y
algo de sabiduría; sabiduría que da haberte asomado un poquito al
mundo y haberte caído varias veces tras tropezar con las mismas
piedras. Jajajajajaja!!! Me río porque hace poco leí, en
algún rincón de internet -bueno vale, fue en facebook- algo así
como: “tropezar con la misma piedra es de tontos, pues hay una
amplia variedad de piedras para hacerlo”... En fin, que me pierdo.
Por fin escribo no sólo para desahogarme, no sólo porque me
guste que a alguien le pueda interesar, divertir o sentirse afín a
algunas de mis experiencias o pensamientos, si no porque quiero
hacerlo, sin más.
Pensaba recuperar algún
escrito pasado, pero, ¡por Dios! ¡qué vergüenza! Disto mucho, por
fortuna, de aquella niña con los horizontes pegados a las pestañas,
obsesionada por encontrar a su “ÉL”. Hoy en día pienso
que cada amanecer es un milagro extraordinario y yo, una de las
privilegiadas que sobrevive un día más para poder sentir cómo los
rayos calientan mi cara dentro del coche de camino a la jungla (mote
apropiado para referirme a mi trabajo, lugar concentrado de
alienígenas, esperando el momento idóneo para atacar el planeta
Tierra, pero este tema es para otra entrada, u ¡otro blog!).
Considero que es tan importante mirar hacia adelante, como hacia los
lados. Muchas veces, obstinados por avanzar, nos perdemos las cosas
más cercanas, el paisaje más bonito o la persona que nos está
mirando justo al lado...
No soy todo
hipersensibilidad, me vuelve loca un discover shopping day.
Hace poco descubrí Primark, cuánta gente es feliz gastando
poco y comprando mucho, la ilusión de estrenar cosas nuevas durante
una semana, en tiempos de (piiiiiiiiii!!!! coloque aquí la
palabra de moda). Disfrutar de los brunchs (palabra que viene
de la fusión de breakfast+lunch, aclaración, para aquellas
personas que no vieron la tele el mismo día que yo), o lo que es lo
mismo, estirar un día libre disfrutando, comiendo entre amigas.
Adicta al tiempo libre y con mil planes por emprender, éste ya lo he
emprendido, escribir porque quiero, SIN MÁS.
Brujuleia.-
1 comentario:
Me ha encantado tu firma de romper el hielo... A ver quién volverá a deleitar con sus palabras, anécdotas, experiencias...
Orgullosísima de todas...
Brujilla Púrpura.
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