Por todos es sabido mis más y mis menos con el mundo de la cocina.
Igual que hay gente, cuyo cerebro ha nacido para hacer carrera dentro del área de las matemáticas o de la química; o alberga espacios bien compartimentados, donde el dominio de varios idiomas no tiene por qué mezclarse cual puchero; lo mío con la cocina, después de tantos años, definitivamente no es, ni será, amor.