10 Cocinas por las que me volvería Cocinera

Por todos es sabido mis más y mis menos con el mundo de la cocina

Igual que hay gente, cuyo cerebro ha nacido para hacer carrera dentro del área de las matemáticas o de la química; o alberga espacios bien compartimentados, donde el dominio de varios idiomas no tiene por qué mezclarse cual puchero; lo mío con la cocina, después de tantos años, definitivamente no es, ni será, amor.

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Se trata, más bien, de un matrimonio de conveniencia que no está resultando ser todo lo fructífero e idílico que se esperaba. Te lo contaba aquí, ¿recuerdas?

Pero que no sea buena en la cocina, no quita que cuando me dispuse a elegir la mía propia, no invirtiera bastante tiempo en cultivarme en lo que a tendencias universales cociniles se refiere.

Recuerdo perfectamente mi peregrinación por tiendas y exposiciones de cocinas. Salía cargada de folletos, catálogos y de dudas. Poco a poco, quienes inicialmente me acompañaban, dejaron de hacerlo. Pronto vieron que la misión podría prolongarse hasta Dios sabe cuándo.

Asaltaba los kioskos de prensa cual vampiro ávido del rojo néctar. Mi néctar eran las revistas especializadas en decoración. Las repasaba una y otra vez, desgastando las esquinas, retorciéndolas, llevándomelas a todos lados... imposible decantarme por un color o combinación. El color era determinante, pues compartiría espacio con el salón-comedor-sala de la vida.

Luego me eché un novio cuyo color favorito era el naranja, que combiné con un comedido gris plata de mi elección y la eterna duda, finalmente, se resolvió, quedando aquellos meses en los que me dormía y despertaba con miles de posibles combinaciones rondándome la cabeza, muy atrás.

Lo de la distribución de los módulos fue más fácil. De tanto estudiar cocinas aquellos meses, ideé la mejor distribución que podía elegir, dado el espacio del que disponía.

Recuerdo que hice un diseño en word (sí, has leído bien, en word, soy especialista en sacarle la carbonilla a los programas), con rectángulos, colores y un folio entero de especificaciones. 

Cuando se lo entregué al carpintero, el hombre se quedó con la boca abierta y me preguntó con qué programa lo había hecho y si era diseñadora... ¡anda que no doy poco el pego! ;-) Aún conservo ese "diseño". Estoy muy orgullosa de él.

Pero eso no quita que vea otras cocinas y suspire por ellas. O que incluso me pregunte qué hubiera elegido de no haber sido influenciada por los ojos del amor. 

Por eso, hoy, en un amago por desquitarme de tantos y tantos estilos de cocina que no podré tener, me abandono a seguir soñando. El sueño de hoy: 10 Cocinas por las que me volvería Cocinera:

1. Me hubiera atrevido a delimitar el entorno "cocina" con otro material, por ejemplo, en ladrillo. El estilo industrial me fascina, otra cosa es atreverse.

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2. Con la opinión que tengo hoy en día, muy seguramente, me hubiera decantado por un total white minimalista.


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3. Hubiera destinado algún apartado para "pizarra". No soy fan de los imanes en la nevera y me lío con tanto block de notas.

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4. Yo lo deseaba en mi interior, pero lo de tener una isla, o península, cabo, golfo... por cuestión de espacio, no era la mejor decisión.

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5. ¿Hubiera dejado que los románticos tonos pastel dominasen la estancia? Quién sabe... ahora es verlos y me derrito de amor, pero no sé...


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6. Ésto hubiera sido un "querer y no poder". Con vistas a los osos de Canadá...

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7. Hubiera añadido más luz con esas lámparas colgantes que tanto admiré en revistas y exposiciones, pero el terror a un electricista o albañil (perdonando la palabra) cab**n, me echó atrás.

Lo de los cables recorriendo el techo no me convence tampoco, sobre todo cuando el espacio es pequeño.

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8. Confesión: me cerré en banda a utilizar acabados en madera. Hoy, le daría una oportunidad a este tono.

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9. Otro "querer y no poder". Habrá que esperar a tener una casa en Los Hamptons
 
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10. ¿O puede que me hubiera ido de cabeza a por una cocina estilo nórdico como ésta? ¡Preciosa!


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Difícil adivinar, qué hubiese elegido de saber todo lo que sé ahora y si, de tenerlo, mis artes culinarias hubieron sido algo más... artísticas, ¿quién sabe?

¿Cuál es tu estilo de cocina?
¿Es tu centro neurálgico?
¿Le das importancia en la decoración a esta estancia?


Un abrazo,

1 comentario:

Madame Cinnamon dijo...

Yo tuve bastante suerte porque acabó siendo de estilo nórdico justo antes de que se pusiera de moda, así que no me arrepiento. Eso sí, ahora me tiran más las cocinas industriales, por eso he ido tuneándola: cambié uno de los muebles superiores por unas baldas de acero, por ejemplo ;)