O lo que es lo mismo, si te perdiste la PARTE I de este post, click aquí.
Hace poco más de un mes, recibía en mi correo electrónico un e-mail diferente a los demás. No parecía spam, ni publicidad, ni actualizaciones de redes sociales. Me escribían desde:
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Las casas pequeñas como la mía, abundan y mucho.
Cuando me enfrenté al reto de decorar espacios donde debían convivir estancias tales como: "cocina - comedor - salón" o "dormitorio - amago de despacho" o "baño - zona de colada", etc... pensé que iba a necesitar a un profesional al que no podía pagar, o en su defecto, un milagro.

Con los tiempos que corren, cualquier ayuda es poca para intentar cambiar, mejorar o estabilizar la suerte o bienestar que deseemos atraer a nuestra vida.
Sinceramente creo, que la codiciada "suerte" no es estática; sino dinámica, volátil, muchas veces caprichosa y que hay que trabajarla y atraerla a través de nuestras acciones. No hay otra manera, lo de esperar sentada doy fe absoluta de que no funciona.
Advertencia 1: este post interesará sobre todo a bloggers; novi@s, amig@s y demás familia de bloggers; a ti, que tienes una empresa (da igual el tamaño), además de una mente inquieta e innovadora; o a ti, que trabajas y tu jef@ sí te escucha; y en general, si quieres demostrar que estás en el epicentro de la onda expansiva tecnológica, aportando algunos datos de valor en conversaciones con alto componente socialmediático y digital.
Vamos, que te lo tienes que leer sí o sí, no te vayas a quedar fuera y se te quede cara de what the f***?
Confieso que soy de esas personas que padece de estrés visual.
Pero no el estrés visual entendido como aquél, motivado por estar durante demasiadas horas frente a un ordenador, provocando vista cansada y dolores posturales (que también); sino el motivado por el desorden, el revoltijo de cosas amontonadas y por ende, la gran puerta abierta que se deja a no encontrar nada de lo que queremos, que sabemos que tenemos.
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