Yo soy la "niña del palo"


Contenta de que haya llegado Septiembre: . Contenta de iniciar oficialmente etapa y proyectos: TAMBIÉN. Pero nadie dijo que iba a ser fácil.

Tuve unos días esta semana de esos que tras varios contratiempos, te preguntas:  

¿Será una señal divina? y yo no lo estoy pillando...


DÍA 1:

Tras haberme informado, vía página web de que, milagrosamente, aún había plazas libres en las escuelas oficiales de idiomas, pongo rumbo a una de ellas a primera hora.


Llego y dos empleadas con cara de pocos amigos y cercanas a la deseada jubilación, me dicen que se acaban de incorporar de vacaciones y que NO-ENTIENDEN, cómo está yendo todo el mundo a preguntar, cuando nisiquiera ellas saben qué hay y qué no hay...  

¿¡Holaaaa!? En la web oficial de la escuela de idiomas en cuestión, pone fecha y hora de apertura. Para qué venir más tarde, si habrá más gente como yo, arañando una plaza de hebreo antiguo, si la hubiera. Añaden que no queda nada de nada, sin consultar nadita y me apunto en una dudosa lista de reserva, donde mi nombre figura en cuarta posición. No sé dónde acabará ese triste e improvisado pedazo de papel.

Me parece increíble, tengas la edad que tengas, que no te enteres qué pone en la página web del sitio donde trabajas. Muy superfuerte.


DÍA 2: 

Me dispongo a "pelear" por una plaza en otra escuela de idiomas. En su web pone que repartirán números por orden de llegada para atender. No sé si se trata de una buena organización o que no tengo ni idea, de a qué me enfrento...

Mi coche no arranca. OTRA VEZ. ¿Habrá perdido las ganas de vivir? ¿Se sentirá viejo y feo? ¿Está triste? Yo lo quiero tal y como es: feo, abolladito, pasado de moda, con la pintura castigada. Nunca podrá competir con esos todoterrenos de última generación, dignos de mostrarse en museos, ferias y exposiciones. De esos que cuando pasan delante de ti, el sonido ambiente se vuelve silencio y hasta el aire se detiene, dejando paso a la elegancia convertida en coche...

¡Por Díos! ¡No te rompas ahora! ¡No te enfermes! Curarte me cuesta un riñón y, ¿recuerdas? ya tuve que empeñar el otro cuando me dejaste tirada en medio del desierto y de un millón de gestiones por hacer (Os lo conté AQUÍ). Espérate a que se acaben estos tiempos que llaman "de oportunidad". Ten en cuenta, que yo no tendré una oportunidad para reemplazarte hasta dentro de mucho tiempo. ¡Aguanta campeón! Te quiero tal y cómo eres. Después de esta declaración, que espero que llegue al alma de mi coche, proseguimos.

Llamo a Willy Fog, que me dice que ya viene. Mi padre, cual salvador, aparece y me indica que puedo coger su coche. Una especie de tractor amarillo que tengo miedo de que vuelque, cuando toma alguna curva. Tengo poco tiempo, no quiero llegar tarde. Quiero una plaza. Me decido por el tractor amarillo. Llamo a Willy Fog, no ha salido aún, estupendo, como para unas prisas.

Me dejo guiar por mi GPS para llegar a la escuela de idiomas, es decir, mi intuición, que siempre me falla cuando de trayectos se trata. No se me ocurrió recordar su ubicación en Google Maps, mea culpita



Sorprendentemente, no me falla esta vez, pero en un cruce crucial, valga la redundacia, me encuentro con una obra que corta el tráfico y me obliga a retroceder lo impensable ¡Socorro! ¿No dicen que no hay presupuesto para nada? ¿Qué hacen mejorando las vías? Miro el reloj, tic tac tic tac tic tac...  

4 minutos para que abran las puertas de la escuela de idiomas. 

En mi cabeza retumba, porque la radio no me funciona desde hace más de 2 años, el "4 minutes" de Madonna: (pincha en el enlace y sentirás la velocidad que corría por mis venas muy a lo fast and furious, sin Vin Diesel al volante, claro)




Curvas, giros, rotondas kilométricas, entrecallejear... por fin llego a la zona.  

60 segundos para que abran las puertas de la escuela. 

Ahora, a buscar aparcamiento para un tractor amarillo... ¡Lo encuentro! Lo tomo como una señal divina de que, SÍ SE PUEDE. No veo al señor que cobra el parking. Qué raro. Salgo corriendo, pero escucho una voz que corre hacia mí. El señor cobrador del parking ¡Qué inoportuno!

Estoy a un giro de la escuela de idiomas y.... lo que ante mí se extiende es una marabunta humana. Lo que parecen ser millones de personas, hacinados en una cola informe frente a la, aún cerrada, puerta de la escuela. Me acuerdo de mi madre, que siempre dice que hay que intentarlo hasta el final. Busco el final de la cola con la cabeza muy gacha. Hay gente que ha debido venir a las 7 de la mañana por lo menos, algunos con sillas de playa. Tercermundista. Obviemos la realidad de que el 90% de los presentes no conseguiremos plaza.

Sigo buscando el final de la cola y no lo encuentro, ¡está a un par de calles de la ansiada entrada! ¡Pufffff!, decido relajarme y no darlo por perdido, ¿quién sabe? Me voy animando conforme veo llegar a más gente, que se une a la cola tras de mí, todos comentando sus experiencias entorno a los idiomas.




Se abren las puertas. La cola avanza rápido. Están repartiendo números. De repente, cientos de personas se dispersan y se van malhumorados. Yo no me entero de nada, sigo en la cola a dos kilómetros. Me adelanto persiguiendo al señor conserje, le pregunto qué ocurre, que estaba muy lejos y no me he enterado de nada. Me dice que va a por más números, que serán antendidos al día siguiente.

Es una pena que muchos se hayan ido sin haberse informado bien. Pero bueno, eso hizo que me pudiera saltar como 400 personas ;-))))

Cuando el conserje me dio mi número, me sentí como el niño del palo, que no paso a creer que no sepas lo qué es, un anuncio que se ha vuelto famosísimo. Otra vuelta de tuerca a lo de ser felices con las cosas más sencillas y elementales, que los publicistas han sabido aprovechar. Pincha en el enlace y verás.

Por dentro yo gritaba: ¡¡un número, un número, UN NÚMERO!! Fui "la niña del palo" por un momento.


Esto sólo acaba de empezar. La escuela oficial de idiomas no es más que un granito de arena, que conforma la gran playa soñada a la que me enfrento en esta nueva etapa.

¿Conseguiré plaza de algo? 
¿Me alcanzará eso a mi objetivo? 
Por cierto, ¿mi objetivo me está buscando? ejem...

Crucemos los dedos. Tengo mogollón de ganas de hacerme trilingüe de una vez por todas. (Jajajajajajaja)



 Y tú,
¿alguna vez has decidido seguir adelante, a pesar de las "señales del universo"?

¿Te has sentido alguna vez, como el anuncio del niño del palo? 

 
Continúa...


DÍA 3:

El señor del taller me dice que el coche ya está arreglado. Agrega al final de la frase una cantidad INDECENTE de dinero

Introduzco la llave. La giro. El coche NO arranca. ¡Por el amor de Dios! o, como diría mi madre: ¡por los clavos de Jesucristo!

Me niego a pagar al señor estafador del taller.

Visito a mi padre. Le cuento las cosas horribles que han ocurrido en el taller. El hombre se queda pensativo y se le ocurre que quizá el problema está en las llaves del coche.

Resulta que la pila de las llaves llevaba como 10 años sin cambiarse y estaban prácticamente fundidas. Ufffff, respiro aliviaaaaaaaaaaaada.

 

 
Siempre con love,



Brujuleia ;-))))


¡Y buen finde!




Imágenes: Pinterest






Si te ha gustado este post, te invitamos a comentarlo, compartirlo y seguirnos en las redes sociales:


Y recuerda que también puedes seguirnos vía Bloglovin'!!



No hay comentarios: