Las aventuras de Willy Fog

El Willy Fog actual ya no recorre el mundo vestido de traje y corbata, bastón en mano y criados que carguen sus baúles. Ahora va con dos grandes mochilas sólo para sus enseres básicos, a las que yo bauticé una vez: “las mochilas del diablo”. Pesan tanto y hacen tanto daño cuando hay que cargarlas, que parece que realmente viaja ahí dentro el mismísimo demonio. Es un artista identificando vacíos legales en las normativas de equipajes. Alguna aerolínea debería contratarlo, vería incrementados sus beneficios cobrando por el exceso de peso, que se escapa diariamente a sus empleados corrientes. Se envía el resto de cosas por correo, si es que en su destino existe este servicio. Sólo Dios puede saber, cuántas cosas ha dejado repartidas por el mundo, por no poder llevárselas, con la promesa de volver algún día a por ellas... 

 

Para sus viajes, elige ropa de marca, cómoda, resistente y versátil, capaz de integrarle sin problemas en cualquier situación, que la nueva aventura le ofrezca. En su equipaje nunca faltará ropa de deporte, vitaminas, anti-inflamatorios y un par de buenos vaqueros.

Tampoco viaja en tren, destripa todas las webs de los medios de transporte, con la antelación y paciencia necesarias para atrapar el mejor billete de avión o barco al mejor precio. Es precavido, constante y muy paciente. Paciencia de pescador, pienso yo para mis adentros, mientras lo observo desnudar los secretos más íntimos de los buscadores.


Voy para aprender mucho sobre el modelo de negocio y estudiar oportunidades de mercado viables aquí, cerca de ti, me dice con sus ojillos de cachorrillo, como si lo hubieran pillado en medio de una travesura. 

 Algún día apreciarás, que echarse de menos no es malo, nos hace más fuertes, me contesta cuando le digo que estar tanto tiempo lejos, podría acarrear un triste final para nuestra relación.

Lo miro y veo en sus ojos una seguridad y convencimiento, que me contagia. Pertenezco a la generación del “aquí, ahora, ya y todo”. Creo que llevo esperando demasiado tiempo, pero aún así, sucumbo y decido esperar a que regrese, porque nunca antes fui tan feliz con una persona, ni me dio tanta alegría en el día a día. Tragar con esta forma de ver la vida a largo plazo, me resulta difícil, pero desde luego, a estas alturas, no imposible. Lentamente, el tiempo le va dando la razón. Yo también estoy adquiriendo la paciencia suficiente para esperar y ver, lo que nuestra historia dará de sí. Actualmente, desde la distancia, va soltando pequeñas dosis que me llenan el alma y el corazón. No sé cómo se las apaña para estar presente y cercano a mí todo el día, cada día, estando tan lejos. Puedo establecer comparaciones y por ilógico que parezca, está consiguiendo aportarme más, que cualquier pareja anterior que viviera a media hora de mí...


Su último destino lo ha llevado hasta una isla perdida en el Océano Índico. Ahí le esperaba una jefa estresada y con actitud de enfado permanente, por no haber tenido ni un día libre, ni vacaciones, durante algo más de 1 año. Ella no lo sabe, pero yo, a miles de kilómetros, sé que la apodan “La Cobra”. Acostumbrada a gritar órdenes a los humildes y dóciles empleados locales, con Willy Fog, chocó estrepitosamente contra un muro. Y es que Willy Fog, no permite subidas de tono y no tiene la habilidad de entender cuando le hablan a gritos. En esas situaciones, saca el guerrero vikingo que lleva dentro y en cualquier idioma, te pone en tu sitio


Recuerdo que, mientras me lo contaba, yo ya visualizaba su regreso anticipado. Pero NO, Willy Fog no se iba a dar por vencido tan fácilmente, tenía plan B, C, D y de todas las letras de cualquier alfabeto existente. Finalmente, no hizo falta echar mano de otras opciones. “La Cobra” entró en razón y progresivamente, fue apreciando las cualidades profesionales de la nueva incorporación, que le ha facilitado tiempo libre para retomar la relación con su marido local.

Willy Fog enseña a descubrir las maravillas, tesoros y belleza que se esconden bajo el mar. Su día a día transcurre entre corales, peces cebra, tortugas, mantas gigantes... y un sinfín de formas de vida marina, que disfruta describiéndome, aunque no sepa cuál es su nombre en castellano. Muchas veces, me veo buscando la traducción y la foto, porque quiero ver, lo que a través de sus palabras, él quiere compartir conmigo. Le doy las gracias por ello.


Para él hay dos tipos de clientes: los chinos y el resto



Los chinos son una pesadilla con la que nadie quiere lidiar. Llegan a miles por la cercanía geográfica. Dice que le absorben la energía, sólo quieren sacarse fotos y casi ninguno sabe nadar. De ahí, claro!!, que le absorban la energía, pues tratar de rescatar a 20 chinos de una muerte segura, debe ser bastante cansado. Van por ahí todo el día con las aletas puestas y creen que el tubo que va en la boca, se mete por la nariz. !!Qué extraña forma de razonar!!, no??!!! Cuando le tocan estos grupos, me dice: “Me toca snorkelchino-gnam style”. Y acto seguido, en mi cabeza retumba la famosísima y pegadiza canción (a pesar de que el intérprete sea coreano)... a la vez que imagino chinos zozobrar, pero contentos, porque han conseguido una foto única. Jajajajajajajajaja

Pinchar en el siguiente enlace, (lo siento por la publi previa) e imaginar chinos con las gafas de buceo al revés, el tubo metido por la nariz, casi ahogándose, pero felices!!!!!!! Con la muerte en los ojos!!!!, como dice el sufrido instructor.




Dentro del tipo de clientes denominado: “el resto”, entran personas procedentes de los países más ricos y fuertes del planeta, predominando el mercado ruso. Su encanto natural, carisma y amor por su trabajo, le están granjeando numerosas amistades. Ellos le cuentan sus historias, sus modestos orígenes y cómo ahora, disfrutan de más riqueza de la que podrán gastar jamás ni ellos, ni las siguientes 20 generaciones de su familia. Magnates del ferrocarril ruso, del gas, dueños de empresas farmacéuticas multinacionales... Yo, que todo lo cuestiono y, dado el intenso bombardeo de corrupción que inunda las noticias de medio planeta, me pregunto, ¿siempre tuvieron una actitud empresarial lícita?, ¿qué oscuros secretos esconden?... esto de que el malo de las pelis siempre sea ruso o de Europa del Este, ha hecho taaaanto daño..!, jajajaja. Pero esto no nos importa ahora...


Willy Fog es capaz de desenvolverse con igual destreza y experiencia, tanto en un palacio de la realeza, como en la más hostil de las calles. Tiene un gran sentido de la empatía y lo sabe. De eso se nutre su sabiduría, que le permite disfrutar del más caro caviar ruso, al más común de los bocadillos de chopped y ser feliz con ello. Dice que su ángel de la guarda le guía y yo pienso, entonces tú no eres Willy Fog, es tu ángel de la guarda!! Tengo un 2x1!!!!!!

Willy Fog, curtido en mil batallas, seguirá dando que hablar y yo a vosotros, mucho que contar...

Os echaba de menos cómplices lector@s. Hasta la próxima!!!!!!!!!!!!
 


Brujuleia.- 


Nota: Si te preguntas, pero, ¿de dónde sale ese Willy Fog?, lee nuestra entrada titulada "Brujibienvenida".

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