La amiga HUNDIDORA

Hacía mucho tiempo que quería abordar este espinoso tema. Mira a tu alrededor, en silencio, que no se dé cuenta... !!¿¿Quién??!! pues esa amiga hundidora, que todas hemos permitido a nuestro lado en alguna etapa de la vida. Después de leer este post, sabrás cómo echarla y que no vuelva NUNCA MÁS. Usa esta información como un buen insecticida y aleja a la amiga hundidora disfrazada de amiga real.


 
¿Cómo saber si tienes una amiga hundidora?




Ella busca, necesita estar cercana a otra persona que, a sus ojos, sea inferior (física, intelectualmente, lo que sea!). De la comparación constante ella se fortalece, se engrandece...


En mi larga época loca de discotecas -(loca para mí, porque no había semana que no saliera 1 ó 2 veces y al llegar a casa (casi al amanecer), literalmente, tenía las costuras de los zapatos tatuadas en mis doloridos e inocentes pies)- pasé muchas horas observando todo lo que acontecía en el local de moda de cada momento. 

La amiga hundidora no quiere grandes grupos, se conforma sólo con una a la que pueda dominar y a cuyo lado, ella se sienta “amiga guapa” y la otra ejerza sin remedio de “amiga simpática”. Sabrás quién es, porque la simpática es una continua damnificada de estilismos desastrosos y muuuy desafortunados, recomendados hasta la extenuación por la hundidora en funciones.




Me imagino la situación:


Hundidora: “Ponte esto, te queda bien, resalta el color de tus ojos”

No-hundidora o simpática: “Ahhh.... sí!!!?”


La no hundidora coge entre sus manos una indecente y horrible multipowercolourful mini-falda, color vómito de bebé rinoceronte, que muestra hasta a los astronautas en misión espacial, una celulitis que nunca debió haber visto la luz hasta ser un poco tratada. Y se la pone, porque su amiga hundidora le ha dicho que le quedará bien y ella no entra en cuestionamientos de ningún tipo, confía en ella, que “taaaanto éxito” tiene.



 
La hundidora querrá quedar antes para arreglarse juntas, pero... Ohhh, sorpresaaaaa!! Dará tiempo de un sublime peinado para ella, pero no para la amiga simpática, que no tendrá más remedio que salir con sus pelos de paja disparados en todas direcciones. La hundidora le habrá dicho: “se lleva así, aleonado. Qué suerte tienes! no hay que hacerle nada a tu pelo”.






Llegan a la discoteca, local, terraza o garito de moda... La hundidora con su piel de terciopelo, ojos de muñeca, pelo sedoso como pétalos de flor y ropa estudiadamente ideal para su estilizado cuerpo, avanza con paso firme, segura de sí misma, sintiéndose observada y con la sensación del trabajo bien hecho. La simpática, por el otro lado, como Cenicienta, una doncella, dama de compañía o una simple sombra que acompaña a la hundidora.



Cuántos ejemplos de éstos vi a lo largo de tantos años. Por aquella época yo salía con una prima mía. Nos teníamos devoción, mucha confianza, éramos inseparables y jamás quebrantábamos la norma que una vez convenimos establecer: “Salimos juntas, regresamos juntas”. Ella no me hubiera dejado nunca ser la hundidora, tenía muuucho carácter. Era yo la amiga simpática? Al menos, no me sentía así. 

Lo pasábamos muy bien y sentaditas (dando un respiro a nuestros pies), destripábamos los looks más variopintos y horribles. (Era muy divertido). Así fue cómo se acuñó el término “amiga hundidora”, no podía ser de otra manera!! Cuánta injusticia paseando ante nuestros ojos!!! Pero no nos correspondía a nosotras informar a la amiga simpática, dejando al descubierto la patente inseguridad y maldad de la amiga hundidora. No señor! Esas son cosas que un@ debe descubrir por sí mismo, forjando un cáracter, que para ello requiere de vivir experiencias de todo tipo...


La amiga hundidora no cesa en su empeño. Utiliza a su amiga simpática como perchero, guarda-abrigos, chófer o incluso, cebo donde dejar caer al amigo molesto del chico que le interesa...


Recuerdo un caso concreto. Verano. Pleno Agosto. Conocidísima terraza discoteca en un destino, no menos conocido de veraneo. Noche para tener el “guapo subido”, había sido una espectacular jornada de sol y playa, que había dejado la tez bronceada y bien alimentada la hormona de la felicidad de todo aquel, que se hubiera dejado ver al aire libre ese día.


Mi prima y yo sentadas, viendo pasear a la fauna que allí se había congregado, de la que nosotras formábamos parte, no vayamos a pensar otra cosa. Jajajajaja


Se sientan junto a nosotras un par de amigas. Al momento, supimos que una de las dos era la hundidora, porque le colgó, literalmente, en la cabeza a su amiga el abrigo ligero que se había traído y el bolsito. Nos gustó enterarnos que la “amiga simpática” había ligado, pero... Oooohhh, casualidad!? a la hundidora le había entrado repentinamente un insoportable dolor de estómago. Entendemos que ella no había tenido el esperado éxito que había calculado. Quería irse cuanto antes y fastidiar la noche mágica, que ella no había tenido. Escuchamos cómo la amiga simpática suplicaba, que se esperara un poco más, que se tomara algo contra el dolor, POR FAVOR. No había manera, la hundidora tenía claro que la noche se acababa ahí, que regresaba al hotel (dijo el nombre) y que no podía ir sola, que si cogía un taxi, el taxista podría ser un violador y que si ella moría... En fin, todo tipo de disparatadas argucias para que la pobre muchacha diera por finiquitada su particular sueño de una noche de verano.


Enseguida mi prima y yo nos miramos y osamos meternos en la conversación.


Nosotras: nosotras nos vamos ya y pasamos por delante del hotel, si quieres te llevamos, no nos cuesta nada.


La amiga hundidora nos ametralla con su mirada. A la amiga simpática se le iluminan los ojos.


Amiga hundidora: No hace falta, gracias.
Su cerebro no trabajaba más rápido que el nuestro, no sabía qué más decir.


Aclarar que ni mi prima ni yo, tenemos pinta de asesinas, ladronas, estafadoras... así que pasamos con facilidad por buena gente ;-P


La amiga simpática decide acelerar la marcha de su hundidora consorte, al percibir una mirada impaciente de su ligue.


Finalmente, la amiga hundidora no tuvo otra opción que aceptar nuestro ofrecimiento. Milagrosamente, sus convulsiones internas estomacales desaparecieron en cuanto se dispuso a acompañarnos al coche. Fue callada todo el trayecto, jodida, la verdad.


A la mañana siguiente, otro jornada de playa, sol y chicos guapos de juveniles y trabajados torsos nos esperaba. Nos alegró ver la siguiente escena:




Chica simpática con su ligue de la noche anterior, compartiendo toalla, muy juntitos. En la toalla de al lado, amiga hundidora, SOLA.



Que cada un@, obtenga su moraleja.




Brujuleia.-

 

No hay comentarios: